El llamado de Moisés es un claro ejemplo de vocación divina. Dios lo eligió para liberar a su pueblo de Egipto, mostrando la importancia de responder a la llamada.
Los apóstoles fueron llamados directamente por Jesús para seguirlo y propagar su mensaje. Su respuesta ilustra la entrega y el compromiso en la vocación.
La vocación es una invitación divina a servir a los demás y vivir en el amor de Dios. Cada uno tiene un propósito único en su vida espiritual.