El Triduo Pascual representa el punto culminante del año litúrgico, marcando momentos significativos en la fe cristiana.
Este periodo invita a los fieles a una profunda preparación y renovación espiritual, acercándolos a la experiencia de la Pasión y Resurrección.
Los rituales celebran el amor redentor de Dios y son fundamentales para profundizar la relación de los fieles con Cristo.