La Eucaristía es un sacramento central que nutre la vida espiritual y fortalece la fe de los creyentes en su camino diario.
La Penitencia permite a los fieles reconciliarse y recibir el perdón, esencial para vivir plenamente el Misterio Pascual.
Los sacramentos proporcionan gracia y fortaleza, apoyando a los fieles en su vida cotidiana y en su caminar de fe.