Jesús promete consuelo a quienes practican la devoción al Sagrado Corazón, brindando alivio en tiempos de sufrimiento.
La devoción al Sagrado Corazón también asegura paz a los creyentes, fomentando un sentido de tranquilidad en sus vidas.
Los fieles reciben la promesa de protección, lo que les permite sentirse seguros y respaldados en su fe.