El Jueves Santo destaca la Institución de la Eucaristía, recordando la última cena de Jesús con sus discípulos.
El Viernes Santo se centra en la Pasión de Cristo, conmemorando su sufrimiento y crucifixión por la humanidad.
El Sábado Santo anticipa la Resurrección, simbolizando la espera y la esperanza en la resurrección de Jesús.